La inflación del Reino Unido cayó al 8,7 por ciento en abril, una caída menor de lo que esperaba el Banco de Inglaterra, lo que aumentó la presión sobre el banco central para continuar aumentando las tasas de interés.
Esta cifra será un duro golpe para los ministros y el banco central porque la caída de la inflación de precios al consumidor desde el 10,1 por ciento en marzo fue mucho menor que la caída esperada al 8,4 por ciento.
La inflación de los precios de los alimentos se mantuvo cerca de un máximo de 45 años, en 19,1 por ciento en abril en comparación con 19,2 por ciento en marzo.
Más preocupante sobre la estabilidad de precios es que la inflación subyacente, excluyendo los precios de los alimentos, el alcohol, el tabaco y la energía, saltó del 6,2 % al 6,8 %, lo que subraya el riesgo de una inflación alta persistente en el Reino Unido.
El ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, dijo: “El FMI dijo ayer que hemos actuado con decisión para abordar la inflación, pero aunque es positivo que ahora sea de un solo dígito, los precios de los alimentos siguen aumentando muy rápidamente”.
“Debemos adherirnos firmemente al plan de reducción de la inflación”, agregó.